El punto de partida de Tout va bien es sumamente sencillo y endiabladamente eficaz, ya que cuenta la vida cotidiana de una familia corriente, con sus neurosis, sus secretos y sus conflictos, ante la grave enfermedad de uno de sus hijos: una leucemia incurable. . De entrada, el tono es radical, la primera escena nos muestra a la nuera favorita de los franceses, Virginie Efira, reventando a un payaso en un ataque de violencia incomprensible que casi se creerÃa sacado de la pelÃcula It!
Crónica de una muerte anunciada Un pequeño consejo previo para los profanos en series: si los tÃtulos de los 8 episodios de Tout va bien suelen estar bien pensados, sobre todo no verlos con antelación, a riesgo de ver el giro revelado Finalmente, un poco demasiado Disney por una vez. Éste es uno de los mayores inconvenientes de una serie, sin embargo, tacaña con notas falsas, que consigue transcribir maravillosamente el absurdo aleatorio de la vida. Una especie de This is Us francés, la creación de Camille de Castelnau tiene de todo, desde la serie catártica y lacrimógena "sentirse bien" que se siente bien. Una obra coral (delante y detrás de la cámara) que suena verdadera al mismo tiempo, Tout va bien está, sobre todo, maquiavélicamente bien escrita. Con un tÃtulo que debe tomarse con ironÃa, nos habla de nosotros y de esta jerarquÃa de dolor especÃfica de cada persona. Nos interroga sobre nuestra propia manera de afrontar la enfermedad recordándonos la verdad de que no existe un método correcto. Cada uno se las arregla lo mejor que puede. Muchas veces mal, pero siempre con más o menos sinceridad. La familia de Little Rose es lo suficientemente arquetÃpica como para que podamos proyectarnos con facilidad, y al mismo tiempo mirarla con la distancia necesaria para reÃrnos de ella. Porque la serie evita la trampa del patetismo y eso es mucho mejor. El resultado son episodios que son a la vez tristes, divertidos y brillantes, mientras que, al final de cada episodio, esperamos saber si/cuándo morirá la pequeña Rose...
Mujeres, las amo Protagonizada por un trÃo de actrices en su mejor momento: Virginie Efira (tÃa de Rose), Sara Giraudeau (su madre) y Nicole GarcÃa (su abuela), la serie resulta ser tanto una oda al matriarcado y la hermandad como una autopsia de una crisis familiar. . Los hombres quedan un poco atrás en esta historia. Sólo el personaje del payaso (Mehdi Nebbou) consigue gestionar más o menos bien el enfrentamiento niño/enfermedad. Pero después de todo, es su trabajo o al menos su sacerdocio. También lamentamos que la serie no se centre más en él. Los otros personajes masculinos luchan mucho y Tout va bien evita juzgarlos. Tienen más problemas, eso es todo: sólo una observación. ImplÃcitamente, también evoca #Metoo, la libertad de disponer del propio cuerpo y el excepcional personal hospitalario, en su mayorÃa femenino, del hospital Robert-Debré. Sin embargo, ella no es feminista. Ella simplemente nos destila, episodio tras episodio, esta pequeña verdad de que a menudo las mujeres, incluso las más frágiles, pueden ser muy fuertes. Mientras que las pequeñas cobardÃas masculinas son legión. Incluso entre los menos frágiles.
Todo va bien, o casi Un éxito evidente. Todo va bien no está exento de fallos. Disney hizo todo lo posible para esta serie y, lamentablemente, le perjudica un poco. Tiene ese pequeño detalle desinfectado como un hospital. Ciertamente, la familia de actores es maravillosa, pero suena un poco falsa, incluso caricaturizada en sus aspectos germanopratinos. Nos hubiera gustado que hubiera una mayor asunción de riesgos con los personajes y, sobre todo, que el casting no fuera tan evidentemente rentable. El placer de una serie es también presentarnos caras nuevas. Como cuando en 2015, The Office of Legends, una serie escrita por Éric Rochant y (entre otros) Camille de Castelnau, nos presentó el talento de una completa desconocida: Sarah Giraudeau…